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Cómo no matar a tus plantas – Cuidados para tus plantas de interior y exterior

Las plantas, tanto de interior como de exterior, son parte de la familia para todo Pur Planter, ya que no imaginas un rincón de tu casa sin una de ellas. Generalmente, son fáciles de cuidar y mantener, solo con informarte bien sobre cada necesidad y dedicarles un poquito de tu tiempo y cariño seguro que sobrevivirán a ti. En este post os damos los consejos esenciales para que su cuidado sea todo un éxito, ya sea que estés interesado en conocer los cuidados para tus plantas domésticas o de exterior.

Cómo cuidar plantas de interior

1.Conoce tu planta. Al comprarla, pregunta cuánta luz necesita.

Una de las principales preocupaciones sobre las plantas domésticas es asegurarte de que reciban suficiente luz. Quizá tener tus plantas en la mesa del salón queda ideal, pero si está demasiado lejos de la ventana, puede ocurrir que la planta no viva por mucho tiempo. Investiga sobre los requerimientos de sol de cada  planta y muévela a una ubicación que cumpla con esos requerimientos. Ten en cuenta que las ventanas que miran hacia el sur de tu casa recibirán mayor cantidad de luz, mientras que las ventanas que miran hacia el norte recibirán una cantidad menor de rayos del sol. 

Una guía básica sobre la luz incluye lo siguiente:

  • Plantas que necesitan mucha luz. Debes colocar las plantas que necesitan mucha luz del sol en algún lugar donde la reciban directamente unas 4 o 6 horas diarias.
  • Plantas que necesitan luz. Coloca las plantas que necesitan una cantidad parcial de luz en una ubicación donde los rayos les caigan unas 2 o 3 horas diarias.
  • Plantas que no necesitan apenas luz. Las plantas que necesitan sombra deben estar en un lugar donde reciban luz directa solo una hora al día.

2. Riega con regularidad

Conseguir el equilibrio adecuado de agua para las plantas de interior puede ser la tarea más difícil: en ocasiones regamos con demasiada agua y las raíces se pudren debido al mal drenaje, mientras que muy poca agua las secará. Las cantidades específicas de agua que las plantas necesitan variarán según el tipo de planta, ya que a algunas les gusta estar muy mojadas todo el tiempo mientras que otras (como los cactus y las suculentas) solo necesitan que las riegues una vez cada dos semanas aproximádamente. Sin embargo, la mayoría de plantas sobrevivirán con solo regarlas 2 o 3 veces por semana. Puedes usar una botella rociadora o una regadera pequeña y agregar suficiente agua cada vez para que la tierra esté húmeda sin formar lodo.

Algunos consejos para asegurarte de hacer un buen riego:

  • Mete tu dedo en la tierra hasta el nudillo y si está húmeda, está bien. Si tu dedo sale completamente seco, necesitas regar la planta. Si está mojado, no la riegues por uno o dos días.
  • Siempre usa agua tibia para regar, ya que tanto la agua fría como la muy caliente pueden generar un shock en las raíces provocando daños a la planta. 
  • Una vez al mes riégalas abundantemente. Colócalas en el lavabo y deja el agua correr. Esto evitará que las sales se acumulen en la superficie de la tierra.

3. Fertiliza tus plantas

El fertilizante es un aditivo para la tierra que brinda los nutrientes necesarios para las plantas. Es realmente importante fertilizar las plantas de interior cada 3 semanas porque no hay materia orgánica que se agregue a la tierra como normalmente ocurriría en el exterior. Debido a que cada planta necesita distintas cantidades de nitrógeno, fósforo y potasio, los 3 minerales esenciales, aplicarlos con regularidad será suficiente para la mayoría de plantas.

Cómo fertilizar mis plantas

Como os contamos en varias ocasiones, dependiendo del tipo de fertilizante orgánico que vayamos a utilizar lo usaremos de una manera u otra:

  • En el caso de nuestro humus de lombriz líquido, puedes aplicar un 10% aproximadamente y mezclarlo con agua en la regadera. Para aplicarlo, simplemente riega las plantas.

  • humus-lombriz-solido
    Humus de Lombriz Sólido
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4. Corte de pelo

Quita las hojas secas para que las otras crezcan mejor. Las enfermedades se pueden propagar rápidamente si no podas las ramas y hojas moribundas. Cuando notes que hayan hojas marrones, secas, frágiles o que parezcan tener una enfermedad, usa un par de tijeras de podar para cortar las ramas desde la base.

5. Baño de sol

Gira las macetas de vez en cuando para que reciba luz por todos lados.

6. Limpia el polvo de las hojas

Con el paso del tiempo, el polvo formará una capa delgada sobre estas, quitándole su belleza natural y dificultando el crecimiento tapando los “poros” de las hojas. Por ello, es importante limpiar el polvo regularmente. Dependiendo del tamaño de tu planta, existen dos métodos de limpieza generalmente: limpiarlas con un trapo o enjuagarlas con agua. Si eliges limpiar tus plantas con agua, mezcla una pequeña cantidad de agua tibia con un poquito de jabón para plantas o jabón de manos en pastilla, sumerge el trapo en la solución y luego pásalo cuidadosamente sobre las hojas. Si pones la planta bajo el chorro de agua del grifo, solo abre el agua tibia de tu lavabo y enjuaga cuidadosamente cada hoja de la planta con tus manos o con un trapo limpio.

Un consejo:

Enjuagar tus plantas bajo el chorro de agua funciona mejor para las plantas pequeñas. Asegúrate de que no caiga demasiada agua dentro de la maceta.

7. Aleja tus plantas de los conductos de ventilación

Los niveles de humedad de las casas tienden a ser menores que los niveles de humedad fuera de ellas. Como resultado, es común que las plantas domésticas se sequen debido a la falta de humedad. A pesar de que un riego regular puede ayudar a evitarlo, colocar tus plantas cerca de los conductos de ventilación hace que el problema sea más grave. Si funciona la calefacción o el aire acondicionado, el flujo constante de aire secará las hojas de las plantas y las terminará matando. Para resolver este problema, mantén tus plantas alejadas de los conductos de ventilación. También puedes incorporar un humidificador en casa para agregar humedad al aire, ¡a las plantas les encanta!

Cómo cuidar plantas de exterior

1.Evita regar demasiado tus plantas

El cuidado de tus plantas de jardín o campo depende bastante de los elementos de la naturaleza y el ambiente que las rodea. Como resultado, la cantidad de regado que necesitan dependerá del clima y del tipo de tierra de tu zona. Generalmente, es una buena idea regar las plantas 2 o 3 veces a la semana, sea manualmente con una regadera o con un sistema de riego. La tierra de tu jardín debe estar húmeda sin estar empapada y no tan seca como para que se agriete o forme polvo.

A pesar de que pienses que tal vez estás regando bien, si empiezan a tornarse amarillas y a decaer probablemente les estés dando demasiada agua.

Un consejo:

  • Averigua la cantidad de regado apropiada para cada planta.
  •  Algunas variedades prefieren grandes cantidades de agua mientras que otras necesitan tan solo un poquito.

2. Quita las malezas

Algunas “malas hierbas” pueden aparecer de la noche a la mañana y arruinar tu jardín o huerto en un suspiro. Estas plantas no solo son poco estéticas, sino que también ocupan un espacio de cultivo valioso y consumen los nutrientes de la tierra, quitándoselos a las plantas ornamentales. Como resultado, trata de quitar la maleza cuando veas que aparezca o mejor aún, infórmate sobre algunas asociaciones de plantas y cultivos que se beneficien para actuar en contra. Otra posibilidad, si tienes terreno suficiente, puedes tener corderos o gallinas los cuales se alimenten de estas malezas.

3. Abona y fertiliza regularmente

El abono se agrega a la superficie de tu jardín o huerto para aportar nutrientes a la tierra y mantener la humedad óptima de las plantas. Con el tiempo, el abono se mezcla con la tierra, ayudando a que tus plantas crezcan más grandes, sanas y fuertes. Aunque es importante tener en cuenta que las plantas de exterior obtienen más nutrientes del ambiente que las rodea que las plantas de interior, por lo que quizás debas fertilizar con menos frecuencia.  A la hora de abonar, mezcla el fertilizante a unos cuantos centímetros del suelo. Esto ayudará a evitar que los nutrientes queden en el aire y se puedan ir con las lluvias. 

Opta siempre por abonos y fertilizantes orgánicos. La mayor parte de la nutrición contenida en los fertilizantes químicos se desperdicia debido a que se libera más rápido. Además, solo aportan 3 nutrientes. En cambio, los fertilizantes orgánicos proporcionan mas micronutrientes y son beneficiosos para el medio ambiente.

4. Asegúrate de no plantar muy profundo

Si las plantas mueren lentamente y se marchitan sin ninguna razón aparente, quizá las hayas enterrado demasiado. Las raíces de la planta tienen que estar relativamente cerca de la superficie para que puedan extraer los nutrientes de la tierra que está más arriba y poder recibir parte de los rayos del sol. Desentierra tus plantas con cuidado y vuelve a sembrarlas para que el cepellón quede justo debajo de la superficie de la tierra. Si el cepellón queda expuesto parcialmente, cúbrelo con una capa delgada de abono para protegerlo.

  • Al momento de trasplantar una planta de una maceta al jardín, mantén el nivel del suelo a la misma profundidad de la maceta.
  • Si las raíces están sobre la superficie en su mayoría, tu planta también morirá. Las raíces deben estar niveladas con la tierra superior del jardín.

5. Mueve las plantas que estén muy juntas

Si te emocionaste demasiado y sembraste varias plantas, unas al lado de otras cuando eran pequeñas, quizá te sorprendiste cuando crecieron y empezaron a competir por ocupar el espacio de tu jardín o de la maceta. Las plantas que están muy juntas no crecerán tan grandes ya que no hay suficientes nutrientes para que compartan. Simplemente desentierra la planta que desees y vuelve a ubicarla en una nueva maceta o en otro jardín que tenga más espacio.

Un consejo:

Te podrás dar cuenta si las plantas están muy juntas si es que crecen encima de ellas mismas o si las ramas principales de las plantas se enredan entre sí.

6. Corta cualquier planta muerta o enferma

Las enfermedades se pueden propagar rápidamente en un jardín si no las detienes. Lo mismo ocurre si una planta está herida: si no quitas las ramas moribundas, pueden propagarse por toda la planta. Cuando notes que haya plantas marrones, secas, frágiles o que parezcan tener una enfermedad, usa un par de tijeras de podar para cortar las ramas desde la base. 

Un consejo:

Evita dejar estas ramas en el mismo lugar ya que contienen enfermedades y puedes contagiarlas a las plantas más cercanas.

7. Drena bien la tierra

Si tus plantas tienen un charco de agua encima constantemente significa que el drenaje de la tierra es inadecuado. Esto debes evitarlo ya que la acumulación de agua puede causar que las raíces de la planta se pudran, haciendo que muera con el paso del tiempo. Para arreglar esto, quita la planta de la tierra con cuidado, luego coloca la planta sobre una lona o maceta limpia. Después, cava uno poco la tierra dura y cámbiala por una capa de piedras pequeñas o grava. Coloca tierra de jardinería fresca sobre esa capa y luego vuelve a poner la planta en su ubicación original.

Un consejo:

Si toda la tierra tiene mal drenaje, puedes cavarla y mezclarla con arena para aumentar el flujo del agua.

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Quentin
Quentin Brouhon

Especialista en el cuidado orgánico de Plantas y Flores

Bonjour! Soy Quentin y tras vivir en grandes ciudades como Bruselas y Sydney me di cuenta de la falta de información sobre jardinería urbana. Por ello, decidí (re)conectar con la naturaleza y aprender más sobre la Permacultura y el cuidado de plantas.

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