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Luz indirecta muy brillante
Riego moderado
Cálido entre 18ºC y 24ºC
Cochinilla
El Ficus tineke es la versión más sofisticada y artística del clásico Ficus elastica. Sus hojas, variegadas en tonos crema, verde y a veces rosado cuando brotan nuevas, lo convierten en una planta de interior con muchísimo carácter visual. Tiene ese aire de “planta de diseño” sin ser difícil de cuidar, aunque hay que decirlo: su belleza viene con una pequeña condición… y es que necesita más luz que su primo el Robusta.
Originario del sudeste asiático, este ficus no solo destaca por sus colores, sino por su porte elegante y firme. En casa puede crecer hasta convertirse en una pieza protagonista, siempre que le des lo que necesita: luz, estabilidad y un poquito de atención. Nada extremo, pero sí constante.
Aquí no hay negociación posible: el Ficus tineke necesita buena luz para mantener sus colores vivos y bien definidos. Cuanta más claridad indirecta tenga, mejor. Si lo dejas en un rincón sombrío, perderá su variegado y tenderá a volverse verde oscuro, como si se olvidara de quién es. Idealmente, colócalo cerca de una ventana luminosa, sin sol directo que queme sus hojas pero con muchas horas de luz al día.
El riego del Tineke es simple si sigues esta regla: deja que la tierra se seque en la parte superior antes de volver a regar. Es mejor quedarse corto que pasarse, porque sus raíces odian estar húmedas todo el tiempo. Si el ambiente es cálido y hay buena luz, el sustrato secará más rápido. En invierno, en cambio, puedes espaciar los riegos bastante. Si ves hojas caídas o blandas, es posible que te hayas pasado con la regadera.
Aconsejamos fertilizar cada 15 días durante el riego con nuestro fertilizante orgánico líquido humus de lombriz. Es posible que también sea recomendable abonar el sustrato si consideras que necesita nutrientes con humus de lombriz sólido.
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El Ficus tineke necesita un sustrato suelto, aireado y bien drenante, que permita que el agua fluya sin estancarse y, al mismo tiempo, que retenga la humedad justa para mantener las raíces activas y oxigenadas. No tolera los suelos compactos ni pesados, ya que eso puede derivar en pudrición radicular, especialmente en interiores donde la evaporación es más lenta. La clave está en imitar su entorno natural: una tierra ligera, orgánica, con estructura, que se sienta tropical pero sin convertirse en un barro espeso cada vez que riegas.
Una mezcla ideal para él puede componerse de un 50% de sustrato orgánico universal de calidad (listo para usar), un 35% de perlita, que le dará esponjosidad y drenaje, y un 25% de corteza de pino —la que se suele usar en sustratos de orquídeas— para aportar aireación extra y estructura duradera. Esta combinación favorece un entorno radicular sano, con espacio para crecer, respirar y absorber nutrientes sin excesos. Si prefieres una opción más técnica, también puedes añadir algo de fibra de coco o carbón vegetal para reforzar la higiene del sustrato a largo plazo, especialmente si vives en zonas muy húmedas o no tienes buen drenaje en la maceta.
No es quisquilloso, pero tampoco le gusta pasar frío. El Tineke se siente bien en temperaturas entre 18 y 25 grados, lejos de corrientes de aire y de radiadores. No tolera heladas ni ambientes secos extremos. Si notas las hojas resecas o con los bordes marrones, probablemente necesita un poco más de humedad ambiental. Puedes pulverizarlo suavemente o colocarle un humidificador cerca, sobre todo en los meses fríos. Recomendamos limpiar con nuestro Make Up ya que además de dar brillo, protege de plagas.
Sabías que…
El patrón variegado del Ficus tineke no es solo una cuestión estética. En realidad, esas zonas claras de la hoja tienen menos clorofila que las verdes, por eso necesita más luz para poder hacer bien la fotosíntesis. En otras palabras: su belleza viene con una mayor necesidad energética. Por eso, cuando le das luz de calidad, responde con hojas nuevas tan bonitas que parecen pintadas a mano.
